Menciona a:
- Salvador Medina Barahona
- Javier Romero Hernández
- Manuel Oreste Nieto
- Giovanna Benedetti
Biopoeta
(Panamá,
1978). Cantautor y escritor. Finalista del Premio Centroamericano de Literatura
"Rogelio Sinán" 2006-2007 con el libro En la ciudad de la
bahía: mariposas y rupturas. Premio Nacional de Literatura de Panamá
Ricardo Miró 2011 y 2013, con las obras Hemos Caminado Siglos esta
Madrugada (poesía) y No estar loco es la muerte (cuentos),
respectivamente. Textos suyos han sido publicados en la Revista
Cultural Maga, Revista Ceiba yCuadrivium de
Puerto Rico, entre otras. Ha representado a Panamá en festivales
internacionales de música y literatura, entre los cuales destaca el Festival de
Música de Iberoamérica-Llegando a Montevideo, Uruguay 2013, la Feria del Libro
de Santo Domingo 2014, entre otros. Actualmente escribe la columna El
Reverbero para la Estrella de Panamá. Forma parte del movimiento de
cantautores de Panamá Tocando Madera. En enero de 2013 lanzó su
primera producción musical llamada Universo-Capítulo Uno. En
octubre de 2014 lanza su segunda producción discográfica, el disco de corta
duración Para calmar la sed.
Declaración poética
La
poesía, la que me ayuda a arrancarme la muerte que tengo pegada al pescuezo.
POEMAS
Hay
una mujer que por más que me cojo no logro hacer mía.
Yo
le doy y le doy y nada. No me pertenece. Gime, se retuerce, cierra los ojos, me
dice cosas al oído, dulces, amargas, frases tiernas y obscenas. Inútil,
no me pertenece.
¿De
quién es esta mujer?
¿Es
de otro? ¿Es de la vida?
¿Es
del tiempo? ¿O es acaso el placer su único dueño?
Ese placer que le doy y que no viene de mí,
que no nace en mí. La cama se la traga cada vez que yo me meto en ella. Es ese
su mecanismo de defensa. Ombe, yo lo que estoy es triste porque no
me puedo llevar nada cuando me muera, o porque no puedo quedarme dentro de
nada, permanecer y crecer. Por ejemplo, crecer dentro de esta mujer y ser un
lago, o un árbol, un gato, o simplemente latir pequeñito en su pecho y de vez
en cuando hacer que broten lágrimas de sus ojos.
Eso
es todo lo que quiero, por ejemplo…, digo.
En Europa tengo amigas que saben mucho, son
psicólogas y filósofas. La primeras me dirían que sufro de depresión o que
simplemente soy un macho latino incorregible.
La
otras empezarían: Según Schopenhauer... Y luego seguiría una retahíla de cosas
que en realidad no menciono porque se me escapan, no las alcanzo a entender. Me
enoja cuando mis amigas europeas comienzan a conceptualizarlo todo.
Pero
yo les tengo paciencia.
Mi
primo, por su parte, me hablaría del ego, del desapego, del hombre como máquina
y de paso querría prestarme un libro sobre los siete o nueve o quinientos pasos
para la meditación y no sé que Osho cuartos.
Tienen
buenas intenciones. Quieren ayudarme. Me estiman.
Pero
después el miedo y todo muy intenso.
En
fin, llevármela conmigo, o que me lleve ella.
Que
nos lleve el diablo a ambos,
que
nos lleve algo, lo que sea,
pero que nos lleve.
39
Sólo los
perversos mueren con los ojos abiertos,
me dijo mi
madre alguna vez.
Anduve
asustado
y ciervo por
varias lunas y
le temí a
todo desde entonces,
porque yo
bien sabía que al morir
mis ojos
quedarían abiertos
y que a mi
madre le costaría cerrarlos.
Pero acaso le
facilitaría las cosas a los gusanos,
ellos
acudirían a mis ojos,
a mi
vientre,
a mis
genitales marchitos;
siempre
dispuestos los gusanos,
gordos,
blandos,
húmedos y
hambrientos,
y ya no
podría llorar más,
ya no habría
música,
ni cerveza,
ni mujer,
ni hermano
muerto,
ni corazón
roto, ni libros,
ni calor, ni
padres borrachos, ni abuelas derruidas,
ni amores
fugaces y extranjeros.
Me dije
entonces: Seré un estanque lleno de hojas muertas,
limo,
sapos y
salamandras,
y será el
viento el que cuente, no la lluvia.
Pero yo no
escucharé al viento.
Y dije: tú, niña, promételo,
di que nunca
morirás,
y que, si
llegas a hacerlo, será con los ojos cerrados.
Promételo.
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