JAVIER ALVARADO




Menciona a:


  • César Young Nuñez
  • Moravia Ochoa
  • Bertalicia Peralta
  • Manuel Orestes Nieto
  • Porfirio Salazar



Biopoeta

Poeta de raíces ocueñas nacido en Santiago de Veraguas el 28 de agosto de 1982. Licenciado en Lengua y Literatura Españolas. Premios Obtenidos: Diana Morán de Poesía 1998 y 1999, Premio Nacional de Poesía Joven Gustavo Batista Cedeño en los años 2000, 2004 y 2007. Premio de Poesía Pablo Neruda 2004 y Premio de Poesía Stella Sierra 2007. Libros Publicados: Tiempos de Vida y Muerte (2001), Caminos Errabundos y otras ciudades (2002), Poemas para caminar bajo un paraguas (2003), Aquí, todo tu cuerpo escrito (2005), Por ti no pasa nunca el Tiempo (2005), No me cubre de edad la Primavera (2008), Soy mi Desconocido (2008).


Declaración poética:

“En Javier Alvarado encontramos a un poeta que despliega ante nosotros los mapas de su espíritu.” Thelma Nava, Mèxico


"Desde las primeras líneas ha estado presente el asombro. La metáfora, la imaginación, el dominio del lenguaje, todo ello reunido de manera ciertamente vasta en estos poemas me ha llenado de un asombro constante, pues siento que en alguien tan joven aún no es usual.. . Cabalga, casi sin pausas, y me deja con una sensación de vértigo controlado, pero un vértigo, eso sí, no carente a cada instante de belleza” Jorge Galán, El Salvador


POEMAS


De Soy mi Desconocido(2008

ESCRITURA PODÀLICA O LOS FANTASMAS

PARA NO MORIRSE

Entre mi pie y tu pie

Cae un rayo

Un reír o el purificar de almas gemelas

Araño tu respiración

Con ese color de Dios ante el desamparo

Invitándome a dormir como si no tuviera sueño

Como si me hubiera inventado

Ante un pecho de mi madre

Toda riente en el naufragio y en el fragor que hace

Bostezar las copas,

Y como decirlo

Si ella es extraña, paridora del Renacimiento

y de las axilas de la flauta, ahora que no hay adoración ni pactos

Para que se arrullen mis hermanos en el fondeadero,

Si es terrible

Porque no se acuerda de nosotros ni lanza puñados

De pétalos al aire

Si es copioso para mí lo aleteante terrestre cuando tu sexo

Me hace trampas al escribir y al dinamitar todo ese relámpago

Que me hace ser maniático

Si cada día estoy triste, como un tren de muerte

Llorando de súplica y de suplicantes

Si en esos ojos yo no me encuentro

Terciando a la abeja más pura

Para que me mates con los últimos tobillos,

Mucho menos con estas manos

Que son la medianía de estas selvas aulladoras,

Esa fanfarria colorada de los animales postizos

Tan livianos en el desvestirse

Y en el patear del oro al precipicio

Cuando caen sílabas, vocales

Extramuros, dioses, Baudelaire llorando

La parentela en el resplandor del lávame

Y el espectáculo de lo que no soy

Vertiendo uno a uno estos espejos

Y estos fantasmas que me he puesto para no morirme.



SOY MI DESCONOCIDO

Los poetas no tienen biografía.
Su obra es su biografía.
Escribimos para ser lo que somos o para ser aquello
que no somos. En uno o en otro caso,
nos buscamos a nosotros mismos.
Y si tenemos la suerte de encontrarnos-señal de creación-
descubriremos que somos un desconocido.
Siempre el otro, siempre él, inseparable, ajeno,
con tu cara y la mía, tú siempre conmigo y siempre solo.


Octavio Paz, El Desconocido de Sí mismo

(Refiriéndose a Fernando Pessoa en unas traducciones)


Yo que inventé los reinos

Para ser el único,

Que revelaba las sangres

Y las diademas oscuras de la reina

La caperuza de los sueños

Que portaba una hoz para acribillar semillas

Aquí están todos apuntándome con sus fantasmas.

No es hora de reinar

Ni de taladrar océanos para recolectar palabras.

Hundes un talón en el cieno para perpetuarte.

No hallas salvación.

Usas la máscara con el aullido de los soles.

No es más que un eructo, que una infección

Incurable para la anestesia.

Para tu evidencia de vino blanco

Que consagra a los tálamos del luto.


He perdido llaves por hallarte,

Por cacofoniarte en la vastedad

Cuando me encuentro sin evidencias en el fondo,

La anulación de tus fábulas hasta la muerte

Cuando copulaba en cementerios

Jugaba a la dinastía perdida

Cuando el humo hendía ceremonias,

Rizos de bruja y hogueras temibles.


Soy mi desconocido.

Para este poema que huye de sí mismo.

Soy mi desconocido para el agua

Para la tierra, para el yunque, para el fuego,

Para el aire y el oficio de alfanjes

Que me conjura a la piedra.



Soy yo el espíritu, el mahometano, cristiano, protestante

Que se vacía en las quejumbres del otoño.

Soy un poco la sangre y el vértigo,

La escoba invisible para espantar relámpagos,

Ratones de campo o de ciudad con capuchas

Para rumiar las tripas de mi sueño.

Tanto escalar estas montañas y buscar la piedra

De Sísifo, o la cruz que aún carga un cirineo

Para espantarse del cieno, a los demonios;

Un terrible potaje y una configuración de estrellas,

Cacerías del musgo para tu hambre inviolable.

Te sacas los dientes y empuñas una llovizna,

La cosecha se tiende a tus pies

Y bebes lagartos y mitos de la copa

De algún faraón.


Soñaste con ser arqueólogo

Mas la letra traicionó tu mano sin historia.

Invasión dorada para los infantes poderosos,

Rastros de padres y de madres

Y el hijito que se columpia con los gritos

Del closet.


Dios es un tranvía para el olvido.


Soy mi desconocido para el contubernio,

Para las fugas de las hilanderas

Que hieren tu corza

La toga de inviernos que adora

El temible escalpelo.


Voy cayendo en mi tiempo;

Abres un laberinto y amas todos los sexos.

Eres un hombre. Eres una mujer;

O mas bien: Nadie puede engañar las leyes de Mendel.

Hay muchos que las engañan.

Pero un manto real me cubre

Sin piedad y sin aleluyas

Cuando respiro tus hojas fulgurantes.


Soy mi desconocido para la barca,

Para el vikingo, para los guerreros y el trueno.

Soy mi desconocido para todo lo presente y lo ausente.

Todo calla por mí

Y si callo

Allí estará el mar y el bosque como todas mis historias,

Como amantes que entran en mi cama y hallan el divino ardor

De primavera;

Como la sangre y sus arcanos, la libélula inviolable

El cervatillo sin cerradura

Y el obsceno que se apodera del poema de todos los años.


Hay mas que una costumbre y un túnel

Que sólo sucede.

He bajado aquí a la tierra para oír

El erotismo de los pozos, el cuervo del asombro

Y el vegetal que se coció sin aya

Como todos los epitafios de la naturaleza.

Soy mi desconocido para el que soy cuando estoy en trance.



UNA ABUELA Y UN NIETO

RETORNAN DE LA NIEBLA

A mi abuela Lucila Medrano de Carrizo. In memorian.


Se ha ido la luz

y cortan las tinieblas del lenguaje,

el parque solo es asediado

por amantes terrestres

y pájaros de petrificada espuma;

forasteros como reses

deambulan en el corral de los comensales.

La abuela espera en la casa

con los panes abiertos y la leche

de la acostumbrada vaca.

Aquel niño va con su linterna

a recorrer las huellas de su yo

el primo enfermo solo deduce

la luna de su maldad

y aquel niño sigue caminando

por siglos y siglos de velas apagadas.

Pero aún así la abuela espera

y abuela y nieto

son rimas pastorales que retornan de la niebla.

1 comentario:

Edilberto González Trejos - Autor dijo...

Javier,
Vive la poesía y vive el poeta.
De la sangre, del sufrir, del vivir, surge y circunda la palabra.

Abrazo