EYRA HARBAR




Menciona a:


  • Consuelo Tomás
  • Bertalicia Peralta
  • Moravia Ochoa
  • Bessy Reyna
  • Roberto Fernández Iglesias
  • Agustín Del Rosario
  • Vivian Nathan
  • Porfirio Salazar
  • Javier Romero
  • Lucy Chau
  • Magdalena Camargo



Biopoeta

Almirante, Bocas del Toro (Agosto 19, 1972). Su obra está principalmente dedicada al género poesía. Otros escritos sobre los derechos humanos de las mujeres, medioambiente y cultura. Ha sido distinguida en los Concursos Nacionales de Poesía: “Gustavo Batista Cedeño” (2002), Demetrio Herrera Sevillano (1996), XV Concurso Literario Nacional del Instituto Panameño de Estudios Laborales (1995). Su trabajo está compilado en Antología de Escritoras Centroamericanas(Editorial Cultura Guatemala, 2008),Trilogía poética de las mujeres hispanoamericanas, Pícaras(Leticia Luna de la Universidad Nacional Autónoma de México, 2004),Construyamos un puente (Salvador Medina Barahona y Enrique Jaramillo Levi , 2003). Su obra ha sido publicada en revistas locales e internacionales. Trabajo publicado: Espejos(2003) y Donde Habita el escarabajo(2002).


Declaración poética

No he dejado de ser aquella niña importada de provincia que juega en la azotea, la muchacha que cruza el barrio en bicicleta silbando canciones, la tierna que desafía las convenciones y las leyes por pura rebeldía, la mujer que las contiene a todas y escribe poesía conservándolas a salvo con el corazón siempre de su lado.


POEMAS

La mirada tendida al punto distante

precipitada en la confusa nada,

habla del prisionero perpetuo: tiempo al tiempo,

uno y uno,

los días de uno.


Cronos indócil te poseyó

prohibiendo la abundancia,

su trayectoria de humo viene a contemplarte

con una legión de pérdidas.

Diminuta debacle ante los ojos de la muerte.


Contar cuántas veces el péndulo,

mirar al dromedario en la alcoba

con su báculo hincado en la arena incierta

y la necesidad de saber

sin resignarse.

Dime,

¿qué nos urge?

Es natural morir errando.




No usaré esta vez la guerra a mi favor,

olas de fuego sólo blasfeman palabras ingratas,

porque en las cosas del corazón

manda el corazón,

como al César lo que es del César

y a Dios lo que es de Dios.


Esta es la historia que he de recordar

ante el peligro de muerte,

aquí y ahora

sembrarme desnuda para nacer de nuevo.

Que el amor me identifique,

pagaré su tributo siempre

con la inocencia de aquello que no es volátil,

pero se encima con leones ardientes

que a mordidas me dejan lívida

y entre llamas me liberan

del pacto con el odio.


Esta es la historia que he de recordar,

lo nuestro es sonreír en las encrucijadas,

aún en el infierno,

aún en el ojo de la rabia,

sonreír con la gema de la vida entre las manos

sosteniendo precipicios y existencia.


Camino en la tierra partida con los caídos en batalla.

Los minutos que se han ido

bajan el rostro como en los funerales,

mas es su paso lo que amé;

en sus ojos tristes confiesan con Neruda

que he vivido

y cruzo,

como todos,

los desenlaces y pérdidas,

y es aquello lo que ríe,

y es aquello lo que ríe.




¿Qué fuerza es ésta

que vuelve a desafiar la muerte?


Caemos en la tentación de causas perdidas

tocándonos ahogados en el balbuceo del polvo

con la quijada rendida en la dínamo de corazonadas,

con el pubis maullando, tristes tigres sin disimulo,

en su garganta rosada,

absolutoria,

la lengua bebiendo el filo flagrante

de una medusa ciclónica.


Esta recámara compensa ajados abandonos

y masturbaciones resignadas a malabares inútiles.

Cae desbocada una túnica exquisita,

esquilada con el medio cuerno de las pestañas,

mirándonos la piel,

las pecas,

las cuencas honradas con pañuelos y bienvenidas,

peregrinos eternamente heridos

por el peor tiempo.


Pasa,
la vida pasa milimétrica, un día, dos,

la medida de lo justo

para arriesgarse a lo profundo

mientras algo se pierde.

Seducidos ya nos damos fuego que dura la noche,

no es tiempo, no es tiempo,

sus migajas a deshora aquello que nos une.

Si tocamos la puerta es para volver por lo imperfecto.

Las mejores historias tienen los huesos abiertos en la almohada

con la tierna pertenencia del vacío.

No queda más

que haber sonreído hasta la saciedad.

La única verdad es que amanecerá

y veremos.

4 comentarios:

Edilberto González Trejos - Autor dijo...

Hermosos poemas, Eyra, tu voz es música, tus versos, ondas de luz en un mar oscuro, guían de alguna manera a un pozo de agua fresca en la sequía...

Habitación Propia dijo...

Me encanta esta posibilidad de encuentro en retencion del "yo" colectivo que busca nombrarse. Gracias por todo lo que aqui se encuentra

Unknown dijo...

Gracias a los que pasan por este espacio para robar, espiar o compartir... Bienvenidos siempre!
:)

Anónimo dijo...

Si bien el amanecer nada nos dejara ver despues de un anochecer estrepitoso, humano es sembrar esperanza futura, animal es arriesgarse a una nueva perdida, divino e inutil es cuestionarse nada e intentar contestarlo con palabras. He alli la fuerza que osa desfiar la muerte, la fuerza la llevas tu en la piel. Enhorabuena!
Argyro